La misma canción triste.
By Insana.
Cielos, he desperdiciado mucho tiempo. Lo admito.
La verdad he estado sumido en una especie de viaje astral causado por la inesperada muerte de un amigo mío. Pero no es una excusa muy propia de mí. Los muertos con los muertos y los vivos con los vivos. El recuerdo… es solo un recuerdo. Pero el viaje astral en el que he estado inmerso consistía en una serie de remembranzas de juicio sobre lo que he hecho en mi vida. ¿Dónde he estado? ¿Qué he hecho? ¿he amado lo suficiente y odiado lo suficiente también? No… todo ha ido mal.
Recuerdo hace muchos años, cuando tenía entonces mucha filosofía y poca matemática, no era nada calculador a la hora de actuar. Me entregaba a mis pasiones como un drogadicto se entrega a la Diosa Madre del Crack y sus tetas jugosas. Ahí estaba yo… inocencia en mano izquierda y corazón en la derecha, diciéndole: “haz con esto lo que quieras, chángatelo si eso te hace feliz… pero no me dejes”.
¿Cuántas veces me he fallado? Me he defraudado a mi mismo, a mi orgullo, a mi ser, a mi humanidad. El resultado es que ahora intento escribir algo alegre y me salen puras mierdas. ¿Algún día me cansare de escuchar la misma canción triste?
Estoy sumido. No puedo abrir los ojos y me falta el aire. Todo esta apunto de terminar, tomo calma. Pero mi madre siempre me habla en el momento preciso y me dice que es hora de ir a la escuela. Debo despertar. Debo despertar… solo debo…
Nunca me atreví a penetrar mi carne. Nunca tuve el valor. Siempre veía mi rostro reflejado en la hoja del cuchillo, junto a mis venas, y mi reflejo me decía desesperado que no lo hiciera, ¿acaso le tenia compasión?
De nuevo pienso en Nelson. Ya han pasado tres meses desde su partida. Pero sigo teniendo pesadillas con su rostro en esa camilla. Sigue visitándome en sueños y me toma de la muñeca, me quema. Ahora me pregunto… ¿Por qué me lastimas?
He dejado mis labores. He dejado de escribir por estos tres meses. Me he alejado de los que amo. He temido demasiado. Otro amigo más ha muerto, de la misma forma que murió Nelson. Y otro amigo más se nos esta yendo también. Esta semana ha sido de completa reflexión. Si bajo mi piel corre la muerte, no quiero que me atrape sin que hubiera hecho todo lo que tengo planeado hacer, y que por decidía, una y otra vez he postergado, seguro de que viviría cientos de años para hacerlo (¿Por eso me lastimas?). Quiero publicar un libro, o tal vez miles de libros. Quiero aprender a tocar bien la guitarra y el piano, y escribir muchas canciones. Quiero aprender a cantar. Quiero diseñar muchas cosas, y construir muchas cosas más. Quiero amar y ser amado como en los cuentos clásicos. Quiero hacer el amor y entrelazarme en una sola piel con alguien. Quiero ir a dormir un día y ver el cielo por última vez, y en las estrellas ver el camino reflejado, claro como un mapa, diciéndome que es hora de partir. Y quiero que al despertar no sienta nada, no vea nada, no huela nada, no palpite nada dentro de mí. Quiero irme en paz, sin guerras ni resentimientos, y nunca mas volver a hablar de la muerte.
La verdad he estado sumido en una especie de viaje astral causado por la inesperada muerte de un amigo mío. Pero no es una excusa muy propia de mí. Los muertos con los muertos y los vivos con los vivos. El recuerdo… es solo un recuerdo. Pero el viaje astral en el que he estado inmerso consistía en una serie de remembranzas de juicio sobre lo que he hecho en mi vida. ¿Dónde he estado? ¿Qué he hecho? ¿he amado lo suficiente y odiado lo suficiente también? No… todo ha ido mal.
Recuerdo hace muchos años, cuando tenía entonces mucha filosofía y poca matemática, no era nada calculador a la hora de actuar. Me entregaba a mis pasiones como un drogadicto se entrega a la Diosa Madre del Crack y sus tetas jugosas. Ahí estaba yo… inocencia en mano izquierda y corazón en la derecha, diciéndole: “haz con esto lo que quieras, chángatelo si eso te hace feliz… pero no me dejes”.
¿Cuántas veces me he fallado? Me he defraudado a mi mismo, a mi orgullo, a mi ser, a mi humanidad. El resultado es que ahora intento escribir algo alegre y me salen puras mierdas. ¿Algún día me cansare de escuchar la misma canción triste?
Estoy sumido. No puedo abrir los ojos y me falta el aire. Todo esta apunto de terminar, tomo calma. Pero mi madre siempre me habla en el momento preciso y me dice que es hora de ir a la escuela. Debo despertar. Debo despertar… solo debo…
Nunca me atreví a penetrar mi carne. Nunca tuve el valor. Siempre veía mi rostro reflejado en la hoja del cuchillo, junto a mis venas, y mi reflejo me decía desesperado que no lo hiciera, ¿acaso le tenia compasión?
De nuevo pienso en Nelson. Ya han pasado tres meses desde su partida. Pero sigo teniendo pesadillas con su rostro en esa camilla. Sigue visitándome en sueños y me toma de la muñeca, me quema. Ahora me pregunto… ¿Por qué me lastimas?
He dejado mis labores. He dejado de escribir por estos tres meses. Me he alejado de los que amo. He temido demasiado. Otro amigo más ha muerto, de la misma forma que murió Nelson. Y otro amigo más se nos esta yendo también. Esta semana ha sido de completa reflexión. Si bajo mi piel corre la muerte, no quiero que me atrape sin que hubiera hecho todo lo que tengo planeado hacer, y que por decidía, una y otra vez he postergado, seguro de que viviría cientos de años para hacerlo (¿Por eso me lastimas?). Quiero publicar un libro, o tal vez miles de libros. Quiero aprender a tocar bien la guitarra y el piano, y escribir muchas canciones. Quiero aprender a cantar. Quiero diseñar muchas cosas, y construir muchas cosas más. Quiero amar y ser amado como en los cuentos clásicos. Quiero hacer el amor y entrelazarme en una sola piel con alguien. Quiero ir a dormir un día y ver el cielo por última vez, y en las estrellas ver el camino reflejado, claro como un mapa, diciéndome que es hora de partir. Y quiero que al despertar no sienta nada, no vea nada, no huela nada, no palpite nada dentro de mí. Quiero irme en paz, sin guerras ni resentimientos, y nunca mas volver a hablar de la muerte.